Fecha de lanzamiento: 6 de junio de 2011
Género: Indie rock experimental
Gloss drop es como un guayabo mal dejado: una acidez crónica seguida de una migraña asesina y un pálpito arrítmico. La más clara representación del orden desordenado, como si la canción detrás de la producción hubiese sido distorsionada para crear un Frankenstein erudito, digno de una conversación con Eco, Chomsky y Foucault. La genialidad musical de esta banda neoyorkina se vislumbra detrás de todo el humo psicodélico que su música exhala.
Comencé a escuchar el álbum con la colaboración de Aguayo en Ice Cream y simplemente hechizó mis oidos. Pronto, el entorno se convirtió en una proyección de la música que escuchaba: gotas cayendo en pleno atardecer soleado. Y así, transcurre un álbum lleno de energía y buen rock combinado con elementos electrónicos en sinfonías de secuencias melódicas poco convencionales y ritmos igualmente complejos. Los delays de Inchworms, la locura en Wall street y My Machines, la ternura de Kazu Makino (Blonde Redhead) en Sweetie & Shag... en definitiva, un álbum para oidos exigentes.